Las aguas termales de Villaguay ostentan entre sus propiedades la posibilidad de mejorar considerablemente la circulación sanguínea.
Esto se explica porque la presión hidrostática produce importantes efectos sobre la circulación periférica y la función cardíaca. Al introducir el cuerpo en el agua, la presión hidrostática aumenta a mayor inmersión y desde la profundidad a la superficie.
Todo el perímetro del cuerpo se va comprimiendo a medida que nos sumergimos y es mayor en los tobillos que en las rodillas, si es que estamos de pie. Esto disminuye el diámetro torácico y abdominal, y consiguientemente los órganos internos y vasos sanguíneos, principalmente superficiales y las venas. Esta compresión también se produce en todos los tejidos provocando el escurrimiento de líquidos corporales.
Lo que desencadena una serie de estimulaciones causantes del efecto hipotensor y aumento de la diuresis, lo que explica el deseo inminente de micción al ingresar en una piscina.
Este aumento del retorno venoso al corazón, aumento de presión intratorácica, aumento de la presión sanguínea sistémica seguida de normalización de la tensión, o incluso leve disminución, nos demuestra que la inmersión en agua en un tiempo considerable mejora el rendimiento cardíaco sin casi modificar la frecuencia cardíaca, con un aumento del flujo sanguíneo periférico, provocando que la sangre llegue a las zonas del cuerpo que no estaban suficientemente irrigadas.